Suicidio o accidente difícilmente explicable; afrontar este cuestionamiento o no hacerlo se transforma en una compleja disyuntiva para un amplio grupo de personas que tienen que enfrentarse a esta situación. Un suicido siempre es un cuestionamiento para el que queda vivo.
Tras vivir un trauma, quienes lo sufren afrontan un proceso personal de intentos de asimilación de lo vivido. En algún momento de este proceso, en el que la víctima no tiene apenas intervención, el desarrollo legal de su caso puede hacer aparición y ,entonces, se ve envuelta ,de forma paralela, en un proceso judicial y en su conflicto personal de adaptación e integración de sus vivencias.
El maltrato y el abuso durante la infancia generan, en el adulto que los sufrió, una gran dificultad para manejar situaciones en las relaciones interpersonales en las que se vive un cierto grado de incontrolabilidad.
Una gran cantidad de personas que vivieron situaciones de maltrato o de abuso en su infancia tienen mermada su salud física. El trauma toma cuerpo y se manifiesta en falta de fortaleza y vigor y en dolencias, malestares y enfermedades.
Las respuestas de las víctimas en su intento de elaboración y procesamiento de su trauma, conducen a muchas de ellas a una integración de las acontecimientos traumáticos vividos y de las consecuencias personales y sociales que éstos han tenido
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