Dormir, aceptar el sueño.
Dormir es desconectar y, por tanto, abandonar un mundo sobre el que, de forma real o imaginada, se siente un cierto control. Es entrar en contacto con otro mundo que, pese a ser totalmente nuestro, nos parece ajeno.
Dormir es desconectar y, por tanto, abandonar un mundo sobre el que, de forma real o imaginada, se siente un cierto control. Es entrar en contacto con otro mundo que, pese a ser totalmente nuestro, nos parece ajeno.