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Espiritualidad, religiosidad, cerebro y depresión

Espiritualidad, religiosidad, cerebro y depresión

¿Puede existir una relación entre la espiritualidad y la anatomía del cerebro? Un grupo de la Universidad de Columbia y del Instituto Psiquiátrico de New York trabaja desde hace años en la línea de correlacionar la religiosidad y la espiritualidad con la depresión; en 2012 publicaron un artículo en el que encontraron que, entre los descendientes de depresivos, el riesgo de padecer un trastorno depresivo disminuía en un 90%

Repararse tras la victimización

Repararse tras la victimización

Repararse es poder volver a unir y organizar los diversos aspectos de la personalidad que, como consecuencia de los hechos traumáticos, quedaron disgregados; vencer el miedo a las múltiples emociones relacionadas de forma directa o indirecta con ellos. Poder volver a sentir, en algunos casos será una experiencia novedosa, la propia vida como una totalidad

El duelo tras el suicidio de un familiar o allegado

El duelo tras el suicidio de un familiar o allegado

El dolor, el luto y el periodo de reestructuración personal tras la pérdida de una persona cercana es especialmente dificultoso cuando el fallecimiento es consecuencia de un suicidio. La complejidad junto con los escasos estudios científicos en relación con este tema se refleja en un trabajo reciente que ha sido publicado en la revista The Lancet Psychiatry

El olvido en el trauma

El olvido en el trauma

Olvidar, junto con el perdón y la venganza, son las vías de reparación que tanto la sociedad como las personas cercanas les ofrecen a las víctimas

El olvido es incompatible con la elaboración del trauma. La elaboración vendrá de una modulación del recuerdo. La dinámica de emociones, actitudes, pensamientos y comportamientos nunca puede ser el olvido frente al recuerdo, ha de ser una memoria productiva, fluida y generadora de posibilidades frente a una limitante, rígida y restrictiva.

El afrontamiento de todos los hechos ocurridos junto con las vivencias y sentimientos unidos a ellos, es la única vía que puede evitar la reviviscencia y por tanto la continúa presencia del trauma y de sus consecuencias. Por el contrario, el intento de ignorar los acontecimientos padecidos y las graves consecuencias personales que han tenido, conduce a una persistencia del daño en la que no existe un pasado, sino un presente continuo.

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