No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no la pena de ser vivida equivale a responder a la cuestión fundamental de la filosofía.
Albert Camus
En un reciente trabajo publicado en la revista Nature (1) sus autores plantean: «es hora de que los políticos, los proveedores de financiación, los investigadores y los médicos aborden las altas tasas de suicidio». En este artículo bajo el título «una hoja de ruta para la investigación y la prevención del suicidio» se ofrecen datos de Organización Mundial de la Salud que señalan que casi un millón de personas se suicidan cada año; esta cifra es superior a la suma del número de personas que mueren por homicidio y en las guerras.
Señalan una falta de investigación que atribuyen a tres tipos de factores. El primero son los tabúes culturales: muchas personas no se atreven a hablar sobre el suicidio de un familiar o un amigo y en muchos países se considera un acto deshonroso que conlleva repercusiones para los familiares. En segundo lugar, los desencadenantes del suicidio son difíciles de evaluar al estar implicados aspectos de salud mental junto con problemas sociales, culturales, morales y financieros. El tercero es la dificultad de su estudio ya que los intentos suicidas no fatales difieren sustancialmente en etiología de los mortales.
Se estructura un plan de cuatro puntos:
1- Definir el suicidio como un trastorno diferenciado. Se debe delimitar adecuadamente la suicidabilidad, incorporarla dentro de los sistemas de clasificación, desarrollar escalas para predecir y valorar su gravedad y examinar las opciones de tratamiento.
2-Comprender sus mecanismos. Es muy probable que existan diferentes rutas que conduzcan hacia el comportamiento suicida. Las raíces del suicidio, psicológicas y neurológicas, podrían derivarse de las dificultades en la regulación emocional y en los circuitos cerebrales subyacentes. Para estos autores la investigación debe centrarse en las diferencias individuales y en el control cognitivo de las emociones.
3-Fondos para la investigación del suicidio. Los gobiernos y las agencias de financiación deberían invertir más en este tema.
4-Promover la prevención.
Un buen programa de prevención debe incrementar la concienciación y el conocimiento de la salud mental en la población general. Una mejor educación para los médicos generales es importante ya que muchas personas contactan con su médico en las semanas previas a su intento de suicidio. Los programas de prevención podrían ofrecer puntos de acceso fáciles y claros para la ayuda. Se debe abordar el estigma ya que es un importante obstáculo en toda la prevención.
En España no podemos cuantificar el número de suicidios que no son recogidos en las estadísticas oficiales, pero sabemos que son un número considerable. Los datos que nos aporta el INE son reveladores de la magnitud de este problema y de la importancia de varias cuestiones sobre las que debemos reflexionar. En el año 2012, último año del que existen estadísticas completas, tenemos los siguientes datos:
-fallecieron 3.539 personas (2.724 hombres y 815 mujeres) -en relación con el año anterior se produjo un incremento del 11,3% -fue la principal causa externa de mortalidad -entre las personas de 25 a 34 años, el suicidio fue la segunda causa de muerte tras los tumores. Entre los hombres de ese grupo de edad, el suicidio fue la primera causa de muerte (17,8% del total) -la proporción de hombres y mujeres suicidas se mantiene estable a lo largo de los años (77-78% hombres; 22-23% mujeres)
Sin entrar en la discusión de cada uno de los puntos que se señalan en el artículo, éste nos invita a la reflexión y a pensar en diversas direcciones sobre este crucial asunto. Es muy importante que se abran vías para poder recapacitar, desde diversos ámbitos, sobre todo lo relacionado con el suicidio.
Como final de esta invitación a tomar en consideración el complejo problema del suicidio es necesario enfatizar en un aspecto muy poco abordado; las importantes, graves y persistentes repercusiones que el acto suicida tiene en las personas cercanas al fallecido.
(1) Aleman A, Denys D. A road map for suicide research and prevention. Nature 509. 421-423. 2014
Autor: Antonio Sánchez
Autor: Antonio Sánchez González
Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos