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Largo tiempo has soñado sueños
despreciables.
Ven, que te limpie los ojos…
Y acostúmbrate ya al resplandor de la luz.
Largo tiempo has chapoteado en la orilla.
agarrado a un madero.
Ahora tienes que ser un nadador intrépido.
Aventúrate en alta mar, flota,
mírame confiado
y arremete contra la ola.

 

W. Whitman

Repararse es poder volver a unir y organizar los diversos aspectos de la personalidad que, como consecuencia de los hechos traumáticos, quedaron disgregados; vencer el miedo a las múltiples emociones relacionadas de forma directa o indirecta con ellos. Poder volver a sentir, en algunos casos será una experiencia novedosa, la propia vida como una totalidad sobre la que se tiene un sentimiento de control global, un dominio de si mismo y un sentimiento de propiedad de las experiencias personales.

repararse dentro (1)Repararse es poder pensar, poder establecer la diferencia entre lo que se está sintiendo actualmente y lo que se sintió en el pasado. Es lograr desidentificarse de la vivencia traumática separándola de la vivencia personal, es romper la confusión que existe entre uno mismo y el drama que se padeció y se padece. Es desactivar esos esfuerzos continuos que van dirigidos a no pensar ni sentir. Recoger los fragmentos de toda la experiencia vivida y hacer una nueva construcción que los aúne y que, de esta forma, permita la integración de nuevas experiencias. Conjuntar la estructura personal previa con el trauma, con los eventos ligados a él y con el desarrollo vital posterior.

Repararse es la legitimación de todo aquello que ha sido sentido por la víctima, de esta forma se podrá establecer una diferencia entre los sentimientos y vivencias ligadas a la victimización con aquellas que se experimentan tras la asimilación de ésta. En definitiva es una ruptura con el pasado limitante, rescindir ese contrato con la adversidad y poder comprometerse con el presente respondiendo a las experiencias y necesidades del momento y manteniendo un control sobre las respuestas emocionales propias y sobre las de las personas que nos rodean.

Repararse es romper una vida organizada en torno al daño sufrido, bien en su aspecto de una rememoranza y reviviscencia continua o, en el lado opuesto, en una continua evitación de todo aquello que pueda, aunque minimamente, evocar la vivencia traumática. Es acabar con la percepción fragmentada que la víctima tiene, en la que existe una tremenda conexión con todos los aspectos ligados al trauma a expensas de no prestar atención a otras percepciones.

Repararse es salir de ese estado de embotamiento afectivo en el que se busca no sentir, no ser perturbado por ningún sentimiento, librarse de lo que muy gráficamente se ha denominado estar muerto para el mundo o estar congelado. Es poder volver a tener la capacidad para asimilar nuevas experiencias, es poner fin a una personalidad parada en un punto y que no puede ser ampliada con nuevos conceptos, experiencias, ideas y opiniones. Es romper con la sensación de pertenecer a un mundo perdido, sin un sentido dentro de la sociedad en la que se vive.

Repararse es poner fin a la persistencia del daño, a su omnipresencia, a la desgracia de la desgracia, a un drama acumulativo, que de forma continua se une a lo sufrido y que impide cualquier reparación. Terminar con la ocupación constante del pensamiento consciente por los acontecimientos vividos que, lejos de promover un pensamiento sobre ellos, lo que genera es una incapacidad de pensar; una limitación, un estancamiento, un bloqueo, un pensamiento circular en el que únicamente existe la herida, la desgracia, y las consecuencias de ésta; la desgracia de la desgracia.

Repararse es desintegrar el sentimiento de desamparo en la que se encuentra sumida la víctima. Permitir que las sensaciones que pudieran ser reparadoras no queden excluidas. Quebrar la generalización de las vivencias del trauma colocándolas exclusivamente como lo ocurrido en un lugar y momento concreto. Construir un nuevo espacio en el que desarrollar la vida diaria, haciendo que los eventos vividos en el pasado pierdan fuerza en el presente. Poder acabar con la sensación de amenaza generalizada que provoca una alerta continua y una vivencia del entorno como extremadamente peligroso e impredecible, es recuperar la flexibilidad en la relación con el mundo. Es crear una narrativa verbal organizada que pueda ubicar el cúmulo de sensaciones e imágenes caóticas que vive la persona victimizada. Es crear referentes personales y sociales que recuerden que se ha podido enfrentar la adversidad con éxito.

Repararse es vivir la carencia, es reconocer su existencia y poder tolerarla. Es poder dar un sentido a la experiencia pasada y poder incorporarla dentro de la estructura personal creando una sensación de conjunto, de una narrativa personal coherente e integrada. Es crear un nuevo significado. Es la asunción de los daños antiguos y elaborarlos para iniciar otra vez el camino. Es un proceso creativo en el que hacemos algo nuevo con lo antiguo. Es reciclar la violencia con la carga de sufrimiento y miedo que conlleva.

Repararse es, en definitiva, recuperar la libertad.

Autor: Antonio Sánchez

Autor: Antonio Sánchez González

Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos

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