El amor es la forma productiva de relación con otros y con uno mismo. Implica responsabilidad, cuidado, respeto y conocimiento.
E. Fromm
En la difícil tarea que realizan los familiares y personas cercanas al cuidar a un enfermo crónico con deterioro de sus capacidades, es necesario buscar y desarrollar actitudes y recursos que faciliten el afrontamiento de las dificultades del cuidado.
Algunas líneas directrices que pueden ayudar en este camino son:
- Para poder cuidar a otra persona es imprescindible saber cuidarse a uno mismo.
- Asumir que la capacidad de cuidar es limitada y que, ante una situación que se prolongará en el tiempo, es necesario buscar ayudas.
- Darse cuenta de las propias limitaciones sabiendo que no se tienen los conocimientos que poseen los profesionales (terapeutas, enfermeros, psicólogos, médicos, psiquiatras) del cuidado a otras personas.
- Admitir que el deterioro del enfermo se incrementará y la capacidad de autonomía disminuirá con el tiempo.
- Se debe pensar en una reorganización familiar y social a medio y largo plazo ya que la situación se prolongara en el tiempo.
- Anticipar, en la medida de lo posible, las situaciones que se darán en el futuro para así generar estrategias de afrontamiento.
- Tratar de que el cuidado ocupe únicamente algunos momentos de la vida del cuidador y que no sea a tiempo completo.
- Intentar liberarse del mayor número posible de condicionantes externos que carguen de exigencia y presión a la situación de cuidado.
- Aceptar las discrepancias familiares en relación con el cuidado, tratar de solucionarlas y saber que, en ocasiones, se mantendrán e incluso se incrementarán con el paso del tiempo.
- Buscar un reparto de las cargas que la situación supone y realizar una búsqueda de todos los elementos que alivien las obligaciones del cuidado.
- Ver el cambio en los roles que cada miembro de la familia tenía previamente y reajustarlos a la situación actual.
- Valorar los recursos económicos disponibles y decidir que aligerar la carga del cuidado es una buena inversión.
- Examinar de forma realista y detallada las posibilidades de apoyo sostenido de las personas del entorno.
- Buscar todos los recursos institucionales que existan.
- Conocer y comprender la enfermedad tanto en el momento actual como en su evolución de cara a anticipar posibles complicaciones.
- Contactar con profesionales de la salud que aporten la información necesaria para entender la situación en toda su complejidad.
- Cuidar el estado físico realizando ejercicio de forma regular.
- Cuidar la alimentación.
- Desarrollar unas expectativas realistas sobre las posibilidades del cuidado.
- Poner empeño en mantener las relaciones con amigos y con otras personas del entorno.
- Obligarse a preservar aficiones y hobbies.
- Mantener expectativas realistas sobre la situación.
- Propiciar el humor y las situaciones que generen alegría.
- Cuidar el descanso, en general, y el sueño, en particular.
- Fomentar el intercambio de experiencias y emociones con personas afectadas por situaciones similares.
- Practicar alguna técnica de relajación.
- En caso de presentar síntomas importantes de ansiedad o de disminución del ánimo, consultar con profesionales de la psicología y de la psiquiatría.
Y, por último, permanentemente tener una actitud de búsqueda de todos los elementos que alivien la carga del cuidado para no olvidar que al cuidarnos cuidamos mejor a nuestro ser querido enfermo.
Autor: Antonio Sánchez
Autor: Antonio Sánchez González
Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos