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La salud psíquica precisa un cierto grado de tensión interior, la tensión existente entre lo que uno ha logrado y lo que le queda por conseguir, o la distancia entre lo que uno es y lo que debería llegar a ser.

V. Frankl

La progresiva y excesiva medicalización de la vida cotidiana es una de las problemáticas relevantes de nuestra estructura social. En el campo de la psiquiatría es cada vez mayor el número de personas que acuden a consulta demandando una solución rápida a problemas que generan frustración e incertidumbre;  así,  las pérdidas significativas, las dificultades en el ámbito laboral,  las rupturas sentimentales y los duelos quieren ser resueltos de forma casi inmediata y sin ningún esfuerzo personal. La tolerancia social ante la ansiedad es mínima y va disminuyendo día a día; así se genera un círculo que se retroalimenta y que conduce a una mayor ansiedad que de nuevo es necesario hacer desaparecer totalmente.

psicoterapia antidepresivosEl espectacular incremento que cada año tiene el consumo de antidepresivos y ansiolíticos en España no está relacionado con una mayor incidencia de patologías psiquiátricas sino con la progresiva medicalización de los avatares del desarrollo de la vida humana, con una notable disminución de la tolerancia ante las adversidades y con la no aceptación del dolor y la tensión como inherentes a nuestra condición humana.

La Organización Mundial de la Salud, en su constitución, definió la salud como: un estado de completo bienestar físico, mental y social; esta interpretación nos conduce a pensar que ese estado completo puede conseguirse y, aún más, mantenerse en el tiempo. En gran medida se equipara salud con felicidad y, por tanto, la infelicidad pasa a ser una enfermedad.

El bienestar completo no puede ser una meta; el camino de dar sentido a la propia vida vendrá de la mano de sentir y desarrollar una mayor libertad de elección y de decisión, que conducirá a una reducción de la vulnerabilidad personal, aceptando y elaborando los sufrimientos constitutivos de nuestra esencia humana.

Vivimos en una sociedad en la que tenemos una enorme  intolerancia, que crece de forma exponencial, ante las molestias y el disconfort. Las contrariedades, las adversidades y,  en general, las frustraciones tienen que ser erradicadas de forma urgente. Rápido, indoloro y sin esfuerzo es el esquema vital que se va afianzando y ya ha tomado cuerpo como un derecho; en este despropósito los psicofármacos se han ubicado como uno de los caminos para conseguirlo.

La utilización puntual y controlada de fármacos puede ayudar en el proceso de incrementar la capacidad de afrontamiento de situaciones, sentimientos y emociones, pueden aliviar la ansiedad y la tensión, pueden ser facilitadores de un proceso de dotar de sentido y de un incremento de conciencia personal; pero nunca deben sustituir el imprescindible proceso personal de aumentar la propia capacidad adaptativa.

Es imprescindible no olvidar que todos los fármacos pueden conllevar reacciones adversas y tener efectos secundarios, la progresiva banalización de sus efectos negativos conduce indefectiblemente a un incremento en su consumo.

En conclusión, el juicioso uso de los psicofármacos es imprescindible en muchas patologías psiquiátricas, sin duda, puede ser de gran ayuda en el afrontamiento de las vivencias que generan ansiedad, pero nunca pueden sustituir al proceso personal de reflexión y organización de la propia experiencia.

Autor: Antonio Sánchez

Autor: Antonio Sánchez González

Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos

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