Suicidio; el terapeuta como allegado.
En un tema tan insondable y tan complejamente imbricado en la vida de cada ser humano como es el suicidio, únicamente existe un camino de conocimiento para los terapeutas: la interrogación continua
En un tema tan insondable y tan complejamente imbricado en la vida de cada ser humano como es el suicidio, únicamente existe un camino de conocimiento para los terapeutas: la interrogación continua
Cada día es más frecuente atender en consulta a niños que son traídos por sus padres para que se les ponga, o se les imponga, un diagnóstico psiquiátrico. Se pretende, y no pocas veces se logra, que lo que son peculiaridades del carácter o funcionamientos no acordes con la estructura familiar sean considerados trastornos mentales.
Suicidio o accidente difícilmente explicable; afrontar este cuestionamiento o no hacerlo se transforma en una compleja disyuntiva para un amplio grupo de personas que tienen que enfrentarse a esta situación. Un suicido siempre es un cuestionamiento para el que queda vivo.
En la difícil tarea que realizan los familiares y personas cercanas al cuidar a un enfermo crónico con deterioro de sus capacidades, es necesario buscar y desarrollar actitudes y recursos que faciliten el afrontamiento de las dificultades del cuidado.
Los familiares y personas cercanas que cuidan no son expertos ni están formados en todo lo relativo al cuidado; por lo tanto, no se les puede demandar ni los conocimientos ni las competencias que deben tener los profesionales de este campo.