La mayor parte de los vínculos de alta potencia emocional con otras personas terminan a lo largo de nuestras vidas. Son porcentualmente escasas las relaciones que se mantienen activas a lo largo de los años;
La convulsión y la crisis actual nos ubica en un inmejorable momento para recapacitar sobre el tiempo, su persistir y su fluir, su paso y su permanencia: lo casual y lo causal, lo efímero y lo perdurable.
La terapia con parejas que han vivido la muerte de un hijo es una de las tareas más complicadas que atendemos en consulta; lo desgarrador de esta vivencia se exacerba y adquiere matices muy marcados cuando la muerte ha sido provocada por otro ser humano o es consecuencia de un suicidio.
Uno de los cambios nucleares que acontece tras vivir un acontecimiento traumático relevante provocado por otro ser humano, es una nueva percepción y una nueva configuración de las relaciones interpersonales
El sentido vital, el significado de la vida; es un camino personal y único que se va creando permanentemente. Su construcción debe realizarse de forma individual pero en una continua relación con los otros.
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