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En la naturaleza, el papel de lo infinitamente pequeño es infinitamente grande.


Louis Pasteur

La microbiota  intestinal, antes denominada flora intestinal, es el conjunto de microorganismos que se alojan en el intestino, el microbioma es el conjunto de éstos, sus genes y sus metabolitos. El número de bacterias que alojamos en nuestro tubo digestivo es superior al número de células que poseemos y por otra parte se estima que el genoma humano está constituido por entre 20000 y 25000 genes y que cada ser humano tiene más de tres millones de genes en su microbioma. Se ha planteado considerar a la microbiota como un órgano metabólico e incluso conceptualizar al ser humano como un transportador de bacterias puesto que, en gran medida, nos rigen. El interés por su estudio y por las implicaciones que tiene el desequilibrio entre las células humanas y las microbianas, que se conoce con el término de disbiosis, en la génesis de diversas patologías es creciente y una fuente de nuevas aportaciones a la medicina en los últimos años.

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Un reciente artículo publicado en la revista de la Asociación Mundial de Psiquiatría realiza un acercamiento hacia un campo en el que empezamos a tener algunos datos.  La microbiota produce moléculas de importancia primordial para la función del cerebro y el bienestar psíquico y su composición difiere significativamente entre personas con trastornos mentales y personas sin estos trastornos. Estudios recientes sobre trasplante fecal en ratones estériles (sin bacterias) indican que estas diferencias pudieran desempeñar un papel causal en los síntomas de enfermedades mentales. Aumentan los estudios que implican a la microbiota en diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos, tales como enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, depresión, trastornos de ansiedad y autismo.

Las bacterias intestinales mantienen un enlace con el cerebro; esta conexión la realizan los ácidos grasos de cadena corta, el triptófano y las citocinas siendo necesaria la participación y la integridad del nervio vago. Los neurotransmisores más comunes como el ácido gama-aminobutírico (GABA) y la serotonina son producidos en el intestino grueso. Hasta hace muy poco tiempo se pensaba que el triptófano provenía únicamente de la alimentación, hoy se sabe que también es sintetizado por Bifidobacterias y a través del torrente sanguíneo llega al cerebro y participa en la síntesis de serotonina.

Pese a ser un camino en ciernes y por explorar, cabe afirmar que el eje intestino-cerebro-microbiota es un componente fundamental de la respuesta al estrés, que interviene de forma  relevante en los cuadros depresivos y que la disbiosis juega un papel notable en la génesis de diversos trastornos mentales.

Podemos, al realizar cambios en nuestra dieta, modificar los genes en nuestra microbiota. La dieta mediterránea está asociada a tasas más bajas de depresión y contribuye de forma óptima en la composición y funcionamiento de la microbiota intestinal; en sentido contrario, son abundantes las evidencias de que una dieta de baja calidad puede desarrollar alteraciones similares a las observadas en los trastornos del estado de ánimo. La reducción de la diversidad alimentaria con menor ingesta de nutrientes esenciales puede disminuir la disponibilidad de sustratos para el crecimiento microbiano específico y esto puede contribuir al desequilibrio, a la disbiosis intestinal observada en la depresión y otros trastornos psiquiátricos. Ante estos datos preliminares de que la dieta puede tener efectos antidepresivos, es importante fomentar una dieta con alto contenido en fibra  y semillas, realizar una ingesta regular de pescado y de alimentos fermentados, disminuir el consumo de carnes rojas y restringir, de forma significativa, la ingesta de azúcares refinados y de alimentos procesados.

El artículo termina planteando como el desconocimiento de la influencia de la microbiota puede ser uno de los vínculos faltantes que ha limitado los avances terapéuticos en psiquiatría durante las últimas décadas. Se nos ha abierto una nueva conceptualización que aportará novedosos y sorprendentes hallazgos en relación con la génesis y el mantenimiento de muchos trastornos mentales.  

Autor: Antonio Sánchez González

Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos

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