91 550 15 42 info@inpsi.org

Cuando nació mi Tristeza la crié con cariño y la cuidé con amorosa ternura.
Y mi tristeza creció como todas las cosas vivientes:
fuerte y bella y llena de delicias sorprendentes.
Y nos amábamos el uno al otro, mi Tristeza y yo,
y amábamos al mundo que nos rodeaba,
porque la Tristeza tenía un corazón bondadoso y el mío era bondadoso con la Tristeza.

 

Khalil Gibran

En esta época, en la que tenemos el imperativo de ser felices y estar alegres todo el tiempo, reivindicar la tristeza como un aspecto positivo se hace más necesario que nunca.

psicología desánimo

El problema no está en la tristeza sino en el aferramiento a ella, paradójicamente el estar evitándola de forma permanente hace que esta unión, que este aferramiento crezca.

Diversos estudios nos han aportado datos para reflexionar sobre el valor de la tristeza; así:

• La aceptación de la pena, del desaliento y de la melancolía como parte integrante de la estructura personal supone un beneficio. Si no vivimos estás experiencias emocionales tenemos una menor propensión a actuar; un cierto grado de mal humor promueve una tendencia al afrontamiento de problemas.

• Produce una activación fisiológica que coloca al organismo en una posición de lucha y de rechazo de elementos que puedan ser dañinos.

• Se ha evidenciado el valor del llanto. Las lágrimas, generadas en lo profundo de uno mismo, como expresión del desconsuelo, promueven un cambio y facilitan el tránsito por la desdicha.

• Nos conduce a un estado en que generamos más argumentos concretos facilitando así la comunicación con los otros y haciéndonos más persuasivos.

• El estado de ánimo triste se correlaciona con una mayor capacidad de memorización y se realizan menos juicios erróneos que cuando se está alegre.

• La conexión con la tristeza fomenta un estilo crítico de pensamiento que dará lugar a mayores capacidades de afrontamiento de las circunstancias vitales adversas.

• Desde un estado personal de moderada tristeza se está en mejores condiciones de percibir las emociones de los demás. Se facilita una comprensión de la realidad del otro como una persona independiente y no como una prolongación de uno mismo.

• Las personas que están tristes tienen una menor propensión a admitir información engañosa que aquellas que están felices; de esta forma se gesta una protección frente a las falsedades y a los engaños.

Una vida sentida personalmente como significativa, como merecedora de ser vivida, debe tener necesariamente un componente de tristeza; así adquirimos mecanismos para el afrontamiento y la asunción de las pérdidas Es imprescindible dejar de considerar la tristeza como un estado negativo, para pasar a considerarla como parte integrante de un fluir cambiante en el que es tan necesaria como la alegría.

Como casi siempre, el veneno está en la dosis. El problema no está en el desánimo ni en la tristeza, el problema está en quedarse varado y aprisionado en estas vivencias.

Autor: Antonio Sánchez González

Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando y cierra esta ventana está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies