Diagnosticados I
Nombres que se hacen visibles en las cicatrices, las torpezas, las pintas. Y sin darnos cuenta se quedan ahí, sin remedio. A tus espacios privados y sociales van por delante, presentándote, y cuando te das la vuelta ahí están también. Se ven, con los ojos abiertos y los ojos cerrados. Son como una puñalada por delante y por detrás, como un bofetón en las dos mejillas. No se inventa una firma con ellos, pero los que saben (y los que hacen estadísticas) los escriben en informes, para que quede constancia, de por vida.