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No te rindas que la vida es eso,

continuar el viaje,

perseguir tus sueños,

destrabar el tiempo,

correr los escombros y destapar el cielo.

 

Mario Benedetti

postraumático vejez abusoEl maltrato a los ancianos es una problemática ocultada en unos casos, disimulada en otros y generalmente ignorada. Es muy difícil definir los límites entre los diferentes malos tratos  y la negligencia, entendida ésta como la dejadez en el mantenimiento de los elementos vitales básicos; a consecuencia de ello, las cifras que se manejan varían en un rango que va desde el 2 al 10 % de personas afectadas. A estas impactantes cifras se añaden otras que deberían hacernos reflexionar seriamente; entre el 70 y el 90% de las agresiones tienen lugar en el ámbito familiar y se estima que entre el 80 y el 90% no son detectadas o no son denunciadas.

Más allá de las cifras se puede afirmar que es un grave problema social que afecta a muchas víctimas, que casi nadie quiere ver y que, como ocurre en tantas victimizaciones, se mantiene gracias a los silencios cómplices. Se trata de un asunto que conduce a la confrontación con las creencias que comúnmente se mantienen sobre los vínculos familiares y el desarrollo de éstos, donde la familia es considerada como una estructura que se encuentra a salvo de que entre sus miembros ocurran las atrocidades que realizamos los seres humanos. Para evitar confrontarnos con estas situaciones, tomamos actitudes -similares a las que se adoptan ante el abuso y el maltrato a los niños dentro de la familia- en las que se soslayan evidencias y se rehúsan datos. Una de las formas en que con frecuencia se sortea el problema es centrarse, de forma exclusiva, en el maltrato físico y en los momentos en que éste es claramente verificable.

En nuestra sociedad el umbral de tolerancia es mayor hacia las agresiones a ancianos que hacia cualquier otro grupo de personas. Incluso algunas marcas físicas del maltrato son pasadas por alto; una marca o un moratón inusual, que en una mujer o en un niño conducirían a una necesaria investigación, puede ser atribuido, en el caso de un anciano, a la misma vejez o ser directamente visto como consecuencia de una enfermedad o de un tratamiento médico.

Las condiciones que acompañan a los malos tratos a los ancianos hacen que estos se mantengan y se incrementen con el paso del tiempo; las situaciones de dependencia se acentúan; la visión de que son una carga se intensifica; las sensaciones de venganza u odio hacia ellos se acrecientan.

La detección de este maltrato es mucho más difícil que el que afecta a otras personas ya que, en muchos casos, se encuentran aislados en sus domicilios y no tienen contacto con nadie más que con los maltratadores y con el resto de familiares que mantienen negaciones y complicidades. Por otra parte, es poco probable que los ancianos maltratados en el ámbito doméstico den a conocer su problemática de forma espontánea, es necesario preguntarles de forma directa y reiterada haciendo una investigación que va, en muchos casos, más allá de sus deseos manifiestos.

Son muchos los clichés que se repiten en relación con estos problemas; se ubican, de forma  exclusiva, en familias en las que se objetiva un alto grado de desestructuración, son propios de personas con escasa capacidad cultural, están ligados a niveles socio económicos bajos, son realizados por hombres violentos…

No disponemos de estudios amplios, fiables y contrastados pero la experiencia clínica nos muestra que el maltrato hacia las personas mayores ocurre de formas muy variadas y se produce en familias de todos los ámbitos económicos y niveles culturales. Especialmente relevante es destacar que es independiente del sexo; tanto mujeres como hombres ancianos son maltratados y los maltratadores son unas veces mujeres, otras hombres y, en no pocos casos, ambos a la vez. Por último, resaltar la necesidad de realizar una mirada desde la trasmisión intergeneracional de la violencia para conocer y entender más sobre este tema.

Autor: Antonio Sánchez González

Psiquiatra- Psicoterapeuta – Perito Judicial
Especializado en el trabajo con personas afectadas por acontecimientos traumáticos

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